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El equinoccio de otoño sucede cuando el Sol cruza el Ecuador.
Llamado "Mabon" por la reina celta de las hadas,
Mab. Esta festividad representa la cosecha. La promesa hecha en el verano y
Lammas ahora convertida en realidad. La madre tierra dando a sus hijas los
nutrientes y la abundancia, los elementos necesarios para sobrevivir el
invierno por venir. Pero al mismo tiempo, simboliza la concepción de la muerte
de las plantas convirtiéndose en renacimiento a través del misterio de las
semillas.
Este es el día en que la diosa de la luz cede el mando a la diosa de la oscuridad,
es la época del año en que la noche gana territorio al día. En la Rueda del Año, Mabon es un tiempo para descansar del
trabajo duro, es un tiempo que nos obliga a reflexionar sobre lo que hemos
hecho, también es un tiempo ideal para el aprendizaje, para la lectura y la
preparación personal e interna, con todo lo que hemos aprendido en la primera
parte del año. La lectura y el aprendizaje serán las prioridades para llenar
nuestros corazones con verdades y palabras que digeriremos en estos días de
calma y retraimiento obligado, debido al mismo clima. Todo esto en el norte.
Es bonito realizar rituales de agradecimiento por los frutos recibidos.
Por otro lado está muy ligado a la vuelta al cole, a la "domesticación", y debemos protegernos de pensar que no estamos bien cuando las energías decaen. Es tiempo de otras cosas, del huerto de otoño, de plantar ese año escolar sin forzar la "máquina", sabiéndonos seres sintientes relacionados con el todo. Es tiempo pues de reconocernos más hacia adentro, de celebrar que ya no hace tanto calor donde lo hace, de celebrar que llueve donde llueve.
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Celebración del
equinoccio. Para religarnos a
los ciclos naturales. Abrazando la Tierra con las energías otoñales- en el norte- y las primaverales en el sur, en círculo. Y agradeciendo.
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