Paz decía: Una red que impide que caiga en ese vacío que puede ser la soledad. Ayer la visualicé, esta hecha de cuerdas de esparto. Unas son más grandes, otras más pequeñas, algunas llevan mucho tiempo en la red, otras son relativamente nuevas, algunas se van gastando e incluso alguna inevitablemente se rompe... Hace un tiempo conocí a una mujer que vive en un pequeño valle y con el tiempo he descubierto que ella es una gran tejedora de red, especialmente de redes de cercanía que facilitan las labores sociales y que me han parecido muy interesantes.
Y Yo digo: ¡Qué bien trenzar cuando se quiere, y qué bien poder decir no!
¡Qué bien poder exhalar el aroma propio, como la rosa, y que quiénes quieran se acerquen! ¡Qué bueno el disfrute del propio crecimiento, de la belleza de las etapas, la pura y simple belleza de lo que se es!
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