Copio a Anne Sexton de Las Furias:
Furia de guitarras y gusanos.
Este canto
es una especie de muerte
una especie de nacimiento,
una lámpara votiva.
Tengo una madre de ensueño
que canta con su guitarra,
arrullando el dormitorio
con luz de luna y olivos hermosos.
Una flauta vino también
a unirse a las cinco cuerdas,
un dedo de Dios sobre los agujeros.
En una ocasión conocí a una mujer maravillosa
que cantaba con la yema de los dedos
y sus ojos eran marrones
como pájaros pequeños.
De la copa de sus senos
derramé vino.
De la colina de sus piernas
extraje higos.
Ella entonaba para mi sed,
misteriosas canciones de Dios
que habrían derrotado un ejército.
Era como si una mañana gloriosa
hubiese florecido en su garganta
y todo ese polen
azul y ligero
conocía mi corazón
violento y religioso.
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