Reiki, energía de vida

Reiki, energía de vida

El Reiki es una terapia energética de curación cuya técnica se basa en la transferencia de energía por imposición de manos. La palabra Rei (universal, sin límites) y Ki (energía vital) es japonesa, así como la técnica, pero la práctica de transferencia energética para la sanación viene de tiempos muy remotos. Es la energía de la que han hablado muchas religiones y culturas, con nombres como prana para los hindúes, maná para los Kaunas, chi para los chinos y energía bioplásmica para los investigadores rusos.

El Reiki tiene como propósito recobrar el estado natural y perfecto de los seres, equilibrando las desarmonías tanto en el cuerpo como en la mente. Es por esto que el Reiki ha sido reconocido como una terapia holística que, al mismo tiempo, ayuda al desarrollo emocional de cada persona. La técnica se transmite de una forma muy sencilla y su aplicación es muy fácil de aprender. Todas las personas están capacitadas para aprender a canalizar la energía vital con la que trabaja el Reiki, contrariamente a la creencia de que hay que tener cualidades especiales para practicarlo. De hecho, cualquier persona puede poner las manos sobre otra y ayudarle a acelerar su proceso de sanación. Pero con las iniciaciones en los distintos niveles de Reiki, se capacita al alumno para canalizar la energía universal, participando en un método antiguo para elevar las vibraciones de sus cuerpos físico y energético a niveles más altos, abriendo los canales y centros energéticos llamadoschakras.

La sanación que se consigue con el Reiki es profunda e integral y va dirigida a sanar la enfermedad desde el origen. No se centra en la eliminación de los síntomas, sino en encontrar la causa de la enfermedad para sanarla totalmente e impedir que nuevos síntomas se manifiesten debido a la misma causa. Desde sus orígenes, el Reiki ha sido apreciado como una ayuda eficaz a otras terapias, ya sea de medicina tradicional o alternativa. Hoy en día, son muchos los terapeutas profesionales que han decidido formarse en Reiki para fortalecer los tratamientos de sus pacientes y conseguir una sanación integral en menos tiempo. El Reiki  ha sido utilizado como excelente complemento con todo tipo de masajes y terapias holísticas (Reflexología, Flores de Bach, Shiatshu, Hipnoterapia, PNL, etc.) y hoy en día se siguen investigando otros campos de aplicación de esta energía ilimitada de alta vibración.

En los últimos años se han incorporado las terapias de Reiki a los tratamientos con medicina alopática en hospitales, como por ejemplo el Doce de octubre y el Ramón y Cajal en Madrid. Los beneficios derivados de usar el Reiki como complemento a dichos tratamientos, que pueden resultar muy agresivos en algunos casos, son muchos. Por ejemplo, puede reducir el dolor crónico en pacientes con enfermedades graves o que reciben tratamientos agresivos; también puede paliar los efectos secundarios de medicamentos fuertes o tratamientos como la quimioterapia; puede ayudar a la relajación y a recuperar el sueño a pacientes que llevan mucho tiempo internados en un hospital; ayuda a equilibrar el sistema digestivo después de un análisis agresivo (como una laparoscopia, por ejemplo); ayuda a soldar los huesos después de haber sido recolocados tras una fractura; ayuda a recuperar los tejidos y a cicatrizar las heridas después de una cirugía; tranquiliza a los pacientes antes y después de una cirugía y les prepara para su recuperación. Aunque el Reiki nunca hace daño a ninguna persona o ser vivo, hay que tener cuidado en ciertos casos de aplicación, para no producir un efecto no deseado, en lugar de ayudar.

El camino del Reiki, o Reikido, lo definía su fundador Mikao Usui como una expresión constante de amor impersonal hacia nuestros semejantes. Al concentrarnos y transmitir esta energía no solo ayudamos a las personas en sus procesos de sanación, sino que las ayudamos en su despertar consciente y en la búsqueda de la realización personal. Usui Sensei decía que el Reikido es un camino que nos permite expresar amor impersonal a través de la Energía Universal. Amor, primeramente, hacia nosotros mismos en tanto que manifestaciones de esa Energía Universal, ya que el camino del Reiki es ante todo un camino que nos lleva hacia nuestro propio desarrollo interior. Y amor hacia nuestro prójimo, ya que actuamos como canales de esa energía en su beneficio, siendo la sanación su consecuencia directa.

Cada terapia con Reiki está dirigida a la conciencia profunda de cada persona, para que utilice la energía en aquellos asuntos que necesite resolver con más urgencia. Esa energía es utilizada para su propio crecimiento personal, y lleva luz a los asuntos emocionales y espirituales de cada persona.

La relajación es uno de los efectos que más se suele notar después de recibir una terapia de Reiki, sin embargo se trata sólo de una sensación superficial. Reiki trabaja en las capas más profundas del ser, llegando a resolver enfermedades que están en el plano físico, en el plano mental e incluso enfermedades que aún no se han manifestado en el cuerpo, que pueden ser eliminadas con un tratamiento de Reiki.

Los efectos de sanación con Reiki generalmente producen una armonización completa y en todos los ámbitos de nuestro cuerpo, en las distintas esferas del ser humano, transformándolo y desarrollándolo interiormente.

Beneficios:

-         Estimula y despierta las fuerzas internas de autosanación.
-         Equilibra los centros y circuitos energéticos y las funciones metabólicas del cuerpo.
-         Alivia las tensiones musculares y los dolores.
-         Libera las emociones reprimidas, armonizándose en el proceso la esfera psico-afectiva de la persona.
-         Aumenta el nivel energético proporcionando vitalidad física y anímica, revitalizando el sistema orgánico y rejuvenecimiento de las células.
-         Produce un estado de relajación, calma mental y serenidad de cuerpo y espíritu.
-         Desarrolla y expande la conciencia a través de un estado íntimo y progresivo de autoconocimiento.
-         Descubre las causas profundas del malestar del cuerpo y de la mente, llegando así a la raíz de la enfermedad situada a menudo en la dimensión psico-afectiva y existencial de la persona.