Loba, huesera...Cuando La Loba canta lo hace desde los ovarios



En Mujeres que corren con lobos se nos dice que la mejor manera de experimentar el inconsciente profundo consiste en no dejarse arrastrar por una fascinación ni demasiado exagerada ni demasiado escasa, en la que no nos quedemos excesivamente embobadas, pero tampoco seamos demasiado cínicas; valientes sí, pero no temerarias.

No sabemos quién vio qué en la Séptima Bóveda del cielo. Pero sabemos que el contacto con el mundo en el que residen las Esencias nos lleva a averiguar algo que está más allá del habitual oído humano y nos hace experimentar una sensación de júbilo y también de grandeza. Cuando tocamos el auténtico fundamento de La Que sabe, reaccionamos y actuamos desde nuestra naturaleza integral más profunda.

Jung nos advierte en su ensayo sobre la función trascendente de que algunas personas, en su búsqueda del Yo, estetizan en exceso la experiencia de Dios o del Yo, que unas le atribuyen poco valor, que otras le atribuyen demasiado y las que no están preparadas para ella sufren daños por esta causa. Pero otras sabrán encontrar el camino de lo que Jung llamaba la “obligación moral” de vivir y manifestar lo que una ha aprendido en el descenso o el ascenso al Yo salvaje.
Esta obligación moral de la que habla Jung consiste en vivir aquello que percibimos, tanto si lo encontramos en los Campos Elíseos de la mente como si lo descubrimos en las islas de los muertos, los desiertos de los huesos de la psique, el rostro de la montaña, la roca marina, el lujuriante mundo submarino, en cualquier parte en la que La Que Sabe nos infunda su aliento y cambie nuestra manera de ser. Nuestra tarea es mostrar que se nos ha infundido el aliento, mostrarlo, repartirlo y cantarlo, y vivir en el mundo de arriba lo que hemos recibido a través de nuestros repentinos conocimientos y por medio del cuerpo, de los sueños y de los viajes de todo tipo.
Existe un paralelismo entre La Loba y los mitos universales de la resurrección de los muertos. En los mitos egipcios Isis presta
este servicio a su hermano muerto Osiris, el cual es descuartizado cada noche por su perverso hermano Set. Isis trabaja cada noche desde el ocaso al amanecer juntando las partes de su hermano antes de que amanezca, pues, de lo contrario, no podría salir el sol. Jesucristo resucitó a Lázaro, el cual llevaba ya tanto tiempo murto, que “hedía”. Deméter conjura a su pálida hija Perséfone de la tierra de los muertos una vez al año. Y La Loba canta sobre los huesos.
Ésta es nuestra práctica de meditación como mujeres, conjurar los aspectos muertos y descuartizados de la vida. El arquetipo que recrea a partir de algo que ha muerto tiene siempre una doble faceta. La Madre de la Creación es siempre también la Madre de la Muerte y viceversa. Debido a esta naturaleza dual o doble tarea, el importante trabajo que tenemos por delante es el de aprender a distinguir entre todo lo que nos rodea y lo que llevamos dentro, qué tiene que vivir y qué tiene que morir. Nuestra misión es captar el momento más oportuno para ambas cosas; para dejar que muera lo que tiene que morir y que viva lo que tiene que vivir.
… La luz de la vida en los ovarios, en las ideas más profundas de la fertilidad y la naturaleza de la semilla. Cuando La Loba canta lo hace desde los ovarios con una sabiduría que procede de los más hondo de su cuerpo, de su mente y de su alma.

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