Extraña y por una nueva suavidad

Me siento extraña, en un tiempo de empezar a ver pequeñas semillas dar a luz y al mismo tiempo aún una gran fuerza de desasimiento y de pérdida de forma. A ratos sostengo el gran vientre de los sueños y de lo posible y cultivo el día a día, con paciencia, el máximo cariño posible, y un cierto echar el aliento sobre las cosas, con suavidad. Sigo acusando la desaparición de mi gato, sonrío cuando veo a las cabras todos los días y siento a las libélulas, a los pájaros carpinteros y el otro atardecer al abejorro azul libando las flores. Me siento un poco triste pero entera de ver como se resienten las relaciones en este tiempo de desterritorializaciones, y el crear nuevos espacios, pero a la mayoría de las personas les cuesta mantener el impulso, y ser fieles a su propia palabra. El otro día en un libro de Anne Givaudan leí la frase "por el deseo existimos, en el amor somos". Se está muy enganchado a lo que nos gustaría, y a lo que se quiere en cada momento. Ese pulso entre el presente y el futuro inmediato como dice la gestalt, muchas veces está mal resuelto. Como se puede más sin cuidar demasiado a los otros. Y así vamos arañados por los deseos de las otr@s, aprendiendo a cultivar una nueva suavidad. Mi jardín mágico, la huerta-jardín corazón me motivan diariamente, sintiendo la abundancia en el poder regar, en esa agua que no nos falta en Olba. Y agradezco a la diosa la humedad, y la cascada que me renueva y nos da alegría cuando compartimos. Que los tiempos siguientes traigan un poco más de luz y de felicidad suave.
Ometakiase.

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