La vuelta a casa. Finales de Agosto 2016.
La vuelta a casa, qué bien sabe cuando se ha tenido tiempo, cuando se ha podido disfrutar e improvisar, y soportar y volver a gozar...
La inmensidad de los Pirineos, de esas montañas tan inmensas... El agua, que tanta falta hace en algunos lugares, pero en otros está y hay que disfrutarla.
La amistad, la que sabe estar sin palabras, desde la dulzura y el compartir...
La belleza, el amor al cosmos, a la fusión de diferencias, desde el aleteo de la mariposa...
El amor humano/animal que nos hace encontrarnos a algunos seres y tomar elecciones y avanzar desde la congruencia...
El amor, en pequeñas letras, con una misma, con las luces y las sombras, con el camino, con la divinidad que está en nosotr@s... Os deseo una vuelta a casa, con dignidad, sin demasiados rollos contra el trabajo y la rutina, que los tiempos de libertad nos recuerden que no hay que estar demasiad enajenad@s, no caer en rutinas denigrantes, pero todo ello desde la responsabilidad somos creadores y cocreadores del universo y de nuestras vidas.
Y que en esa vuelta a casa, algún alma caritativa os prepare un buen puchero, de algo tranquilizante, y amoroso, como una sopa de otoño, una crema de calabaza... algo que nutra el verano tardío, y nos dé, os dé, tierra... para mí, así fue y estoy agradecida. Hoy limpio y limpio, cenicienta y reina a la vez, que no quiere comer perdices, pero si cositas de pre-otoño, de tormentas de fin de verano y que tiene ganas de esa vida que sigue y sigue...
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