Y caminar, y compartir... Con Ada Luz Márquez. Hermana Águila, de nuevo.
Me llamo Ada Luz Márquez, mi pseudónimo
es “Hermana Águila” y soy Mujer, madre y hermana. Me declaro Poeta sin
remedio (ni quiero tenerlo). Estudié varios años de Pedagogía y
Educación social por pura vocación. Considero a la Educación como la
herramienta más poderosa de R-evolución, de cambio, de transformación.
También he vivido durante muchos años y aún vivo, a paréntesis y a
ratos, en pleno contacto con la Naturaleza. Me formé en Naturopatía y
siento que la combinación de Poesía, Educación y Naturaleza, es la
alquimia mágica, la fórmula perfecta para la sanación individual y
colectiva de la familia Humanidad.
He creado y participado en muchos
proyectos educativos y literarios con muchos colectivos sociales en
diferentes ámbitos (niños, personas en riesgo de exclusión social,
ancianos, mujeres, jóvenes) con la intención de sensibilizar, poetizar
el mundo y hermanar el corazón humano al corazón de la Tierra.
La vida me ha ido encaminando como
comunicadora, narradora, trovadora, Animadora Sociocultural, Clown,
Guardiana de la Tierra, etc, sobre todo sorprendiéndome a mí misma de la
cantidad de dones que le brotan a un ser humano cuando pierde el miedo a
perder y apuesta por lo que sueña. El camino nos puede modelar de
muchas maneras, pero nosotros somos el barro nutriente de la semilla que
elijamos hacer brotar.
¿Por qué y cuando empiezas a cultivas tu faceta como escritora?
Escribo porque respiro. Necesito
escribir porque si no lo hago, me atraganto con las palabras no
escritas. Escribo poesía desde que aprendí a escribir, como quien
aprende a caminar y ya nunca más quiere vivir arrodillado. La poesía es
todo lo que somos, lo que vemos, y, sobre todo, lo que se siente..
Adentrarse en la palabra, y descubrir que tiene piel.
Desde muy pequeñita. aprendí a leer con
poemas de Khalil Gibran, Pizarnik, Lao Tse, Tagore y Walt Whitman. Luego
más adelante amé a Eduardo Galeano, Clarize Lispector. Simone de
Beauvoir y Saramago, entre otros faros que han dejado y dejan su huella
luminosa al mundo.
Mi primer cuaderno de poemas lo escribí
con siete años, y no versaba sobre el perrito y el gatito, sino sobre la
muerte y los mundos de cristal y silencio. ¡Ya ves! Podría haber
escrito sobre cosas más sencillas, pero preferí complicarme un poco la
vida y encaminarme en el Arte de escribir sobre lo más hondo utilizando
las palabras más sencillas posibles.
Creo que esta profesión no se elige, más bien te elige ella a ti, y tú sólo vives a sus pies, a su servicio.
¿Qué herramientas son necesarias?
Más importante que adquirir estilos o
maneras es, sentarse y observar. Si, así de simple, que aunque así lo
parezca, no lo es en absoluto. Convertirse en observador de instantes,
de lo sutil, de lo invisible. Eso es ser poeta, observar el mundo,
observarse en el mundo.
Y muy importante, un bolígrafo a mano
para escribir y escribir y más escribir, aún sin tinta, aún a oscuras.
La escritura es, sobre todo, constancia y amor. La poesía no es rima,
métrica y ya. Para mí es mi oración sagrada, mi religión, mi libertad.
La poesía es el alma del universo, y el ser humano es otro universo, un
microcosmos. Asomarse por la ventana del alma humana y luego revelar los
colores de su paisaje, es el verdadero reto. Liberar en palabras lo que
llevamos dentro y no hemos nombrado aún, es realmente catártico y
sanador. Tan sanador es para quien lo escribe como para quien lo lee,
porque aunque nos distinga la peculiaridad de cada uno, nos duele lo
mismo, amamos lo mismo, nos eriza la piel lo mismo. En definitiva, somos
lo mismo, por eso nos sentimos identificados unos con otros. Si
decidimos dedicarnos al mundo artístico, ya sea cual fuere, es vital que
sea por absoluta pasión, un amor leal y fiel para toda la vida. Si lo
que buscamos es reconocimiento, fama o dinero, será un rotundo y
sinsentido fracaso, sobre todo de uno mismo para sí mismo. Si escribimos
para lucirnos, para quedar bien o parecer muy intelectuales,
olvidémonos y dediquémonos a otras cosas, de verdad. La poesía no
pertenece a los intelectuales, es del Pueblo y para el Pueblo.
La Poesía es de valientes, visionari@s.
osad@s, inadaptad@s crónic@s, loc@s; quizá demasiado cuerd@s en un mundo
tan loco… Y por supuesto que tod@s podemos hacer una rima y escribir un
poema, tod@s llevamos la poesía dentro, corriendo por nuestras venas.
La cosa está en que poc@s, muy poc@s, nos atrevemos a desnudarnos el
alma ante el mundo, y sobre todo, ante nosotr@s mism@s… y contarlo.
¿Qué elementos necesita una poesía para que se considere buena?
Ser real, tan real como esta mesa o este
ordenador, o este sentimiento. Ser real no es pretender ser, sino Ser
simplemente auténtico. Y cuanto más vacío de Mente y más lleno de
corazón esté escrito un poema, más real es. Cuanto menos nos importe lo
que digan o lo que piensen, en su sintáctica o morfología, cuanto más
nos volquemos en lo que realmente queremos contar, porque si no lo
hacemos, directamente moriremos, más brillante será un poema. Eso es.
eso es la poesía, un barranco, una balsa, un beso, una bala. Aquella que
te hace temblar de vida y de amor, la que te calcina el alma con el
incendio de una sola estrofa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario