Dejándose atrapar por el renacimiento- La candelaria y la esperanza.

Este finde, intentando recoger para el mes del chalet Villa Buganvilia, el renacimiento me atrapaba. Los bulbos están saliendo, los almendros están completamente en flor en Olba- en mi barrio de las alturas-, y el aire huele diferente. ¿Qué sucede? La Tierra se está desperezando del invierno, este invierno que no ha llegado del todo en algunos lugares, y en otros está arrasando.
Las largas noches invernales se están despidiendo, hoy sentía una hora más de luz de la última vez que miré el reloj al atardecer. Los rosas del cielo son esos rosas intensos de primavera... Desde este verano un rosal que no tiraba casi nunca, al estar demasiado en la umbría, ha estirado y se muestra prometedor. Metí los pies en las aguas del río, y con energía renovada, incluso puse la chimenea del espacio de arriba de la casa, de mi catedral de madera, para ordenar libros, sentir qué quería llevarme, estar ahí y disfrutar. El invierno, poco a poco va quedando atrás... Y esa tristeza y cansancio que está en muchas personas, ... es un preludio de que ciertas muertes puedan convertirse en abono. De que ciertas elecciones por la alegría sean más fáciles.
El 1 de Febrero siempre me recuerda a Annette, "nuestra fecha de comienzo" fue el 1 de Febrero de 1979... y desde entonces es la fiesta que me religa a mis amigas, el dulce de la flor del almendro que es atrevida, promesa de atardeceres en la playa de más adelante, lo dulce en medio de lo que no es completamente fácil. Desde 8 de Mayo hasta agosto/septiembre será la cosecha, pero ahora es la promesa renovada, es la esperanza, es la semilla fértil bajo esa cáscara que permite soportar fríos, y fuegos- como la Banksia grossa en Australia- 
Me gusta Imbolc, es una época en la que siento la fuerza de la vida, así como en enero, a veces sentir las metas y los retos me parece un poco artificial, aquí siento la vibración de que de nuevo es posible que logremos "hacia afuera" las cosas.
Imbolc, la Candelaria es una fiesta de celebración de la luz. Y como tal encenderé una vela, de aquí a un rato. Esta mañana descubría la Banksia serrata y me encanta. Me recuerda la fortaleza que Clarissa Pinkola nombraba sobre la vitalidad y la fuerza de la mujer salvaje que podía sobrevivir agazapada un tiempo en un cactus. Yo la veo, retirada en sus transformaciones, como tantas de nosotras, atravesando los duelos y los cambios y dispuestas a aparecernos por alguna de todas esas maravillosas bocas, y decir. ¡Tchan! Aquí estoy, prepararos. Vivo lo que creo, gozo lo que quiero, soy.





Celebración pues de la luz, que va ganando terreno y fortaleza cada día. La Diosa, tras dar a luz al nuevo sol (en el solsticio de invierno) ha pasado la cuarentena y se ha recuperado de todos sus esfuerzos y, con energías renovadas, insufla su fuerza para que los sueños vean la luz. Tras la cuarentena, la Gran Diosa retorna renovada. La Cristiandad no dejó pasar esta antigua festividad, y es por esto que el día dos de febrero se celebra la candelaria, la fiesta de la luz, la presentación de Jesús en el templo, una vez María está recuperada, purificación.

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