Finalmente, el viaje hacia los orígenes
es más importante que los orígenes mismos.
-Julia Kristeva-




Foto de La Sabia del Roble."Es la intrusa por excelencia, aquella que desplaza las cosas, que no cesa de destruir la presuposición de moda que tranquiliza o llena de orgullo (...). En una palabra, es aquella capaz de revelar la singularidad de un texto", afirmaba Barthes, uno de los padres del estructuralismo, refiriéndose a Julia Kristeva.

El futuro demostraría, en efecto, la curiosidad intelectual inagotable de esa mujer ejemplar, que llegó a Francia desde su Bulgaria natal con apenas 24 años decidida a hacer su tesis doctoral sobre el nouveau roman, y terminó convirtiéndose en una de las intelectuales más respetadas del mundo.


La extranjera. Kristeva nació en Bulgaria, pero fue en Francia en donde se erigió como una intelectual venerada
La extranjera. Kristeva nació en Bulgaria, pero fue en Francia en donde se erigió como una intelectual venerada.

"Acababa de llegar de su país con una valija y cinco dólares. La gente la trataba de comunista, de espía. Vino a entrevistarme y nunca más me separé de ella. Era extremadamente bella e inteligente", confiesa su marido, el célebre escritor Philippe Sollers.




"Hay que decir que en aquella época [1965] no había muchos extranjeros en Francia y tampoco muchas mujeres que se movieran en el universo intelectual. Gracias a eso tuve un cálido recibimiento. No sólo de Barthes, sino también de la vanguardia literaria de Saint Germain des Prés", relató a LNR, en vísperas de iniciar un viaje a Buenos Aires.
Junto con Sollers, Kristeva formó parte del grupo que animaba la revista de vanguardia Tel Quel que también integraban Barthes, Michel Foucault, Jacques Derrida, Jean-Louis Baudry, Denis Roche y Umberto Eco. Alentada por ese excepcional caldo de cultura, en 1967 inventó las nociones de intertextualidad y dialoguismo.


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