“El sostén de todos mis sueños es la sabiduría colectiva de toda la humanidad en su conjunto“– Nelson Mandela
Sobre la frase: No pedir peras al olmo. Hace un tiempo que estoy intentando no pedir (no esperar de) lo que no puede ser pedido a quien no puede darlo. Para mí, no se trata de no soñar o no desear, pero es verdad que el naranjo da naranjas y no manzanas. Y porque mi deseo sea desmedido de manzanas, quizá me empeño en encontrarlas donde ni por casualidad pueden encontrarse. Y debo poder leer mi deseo, respetarlo, pero saber leer el entorno, y lo que de verdad puede brindar.
En estas épocas, me pregunto muchas veces donde está el límite entre la ingenuidad y la inocencia vigilante. Y tanto juego teatral, de puesta en escena, hablando de transparencia. Hay algo demasiado obsceno, demasiado público de una manera que resta "privacidad", e "intimidad". Recuerdo los juegos de luces. Hace falta claroscuro para que la luz sea valorada. En Elogio de la sombra, de Tanizaki. "Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra."
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