Chamanas y sacerdotisas. Texto de Miranda Gray

Dentro de poco viene Miranda Gray a Valencia. Como decidí estos meses sólo regalarme los extras de hacer iniciaciones para terapias que consideraba necesarias en el proceso de dejar a la energía hacer lo que tuviera que hacer conmigo y para que yo pudiera ayudar en procesos más globales y de salud de las personas alrededor, primero participé en la formación de Isabella Magdala de Los misterios de lo femenino para hombres y mujeres, cuyo período de integración acabó ayer 2 de Diciembre. Dentro de poco es la formación de Moon Mothers- madres de la Luna- de Miranda Gray, el 20 y 21 de Diciembre. E imagino que la energía que mueve y que luego nos atraviesa a las mujeres conectadas a esa energía también necesitará un período de integración. Por ello este es un tiempo para mí de calma, de integrar muchas cosas, esas y otras. Me entero de las informaciones "oficiales" de la prensa muy a salto de mata y a veces me llevo sorpresas. Y en otros momentos todo sigue igual. Estos dias oigo mucho que van a limpiar el útero de la tierra porque hay mucha más oscuridad de la que pensaban l@s trabajador@s de la luz...

Por ello incluyo este texto, de Luna Roja, los dones del ciclo mensual, de Miranda Gray.

Una mujer que toma conciencia de su ciclo y las energías inherentes a él, también aprende a percibir un nivel de vida que va más allá de lo visible; mantiene un vinculo intuitivo con las energías de la vida, el nacimiento y la muerte, y siente la divinidad dentro de la tierra y de sí misma. A partir de este reconocimiento la mujer se relaciona no sólo con lo visible y terrenal sino con los aspectos invisibles y espirituales de su existencia.
Fue a través de este estado alterado de conciencia que tenía lugar todos los meses que las chamanas/curanderas y más adelante las sacerdotisas, aportaron al mundo y a su propia comunidad su energía, claridad y conexión con lo divino. La curación, la magia, la profecía, la enseñanza, la inspiración y la supervivencia provinieron de su capacidad de sentir ambos mundos, de viajar entre los dos y de llevar sus experiencias al otro.
El incremento del dominio masculino en la sociedad y la religión hizo declinar la posición de la chamana y la sacerdotisa hasta tal punto que los hombres terminaron por adoptar sus roles. El papel de la sacerdotisa fue tan fuertemente reprimido que la actividad de la mujer en la religión estructurada terminó por desaparecer por completo; lo que si consiguió perdurar de un modo "clandestino" fue la posición de adivina o bruja, que se convirtió en el último vínculo con las primitivas religiones matriarcales. La hechicera de la aldea era una experta en la magia de la naturaleza, la curación y las relaciones entre las personas, y tenía la capacidad de interactuar con las estaciones, su propio ciclo menstrual y su intuición; ayudaba y guiaba a sus semejantes en lo concerniente a la vida y la muerte, actuaba como iniciadora y transformadora valiéndose de rituales de transición y dirigía ceremonias extáticas.
Estas mujeres simbolizaban el equilibrio de la conciencia y las energías femeninas dentro de una sociedad y una religión  dominadas por hombres, pero como desafortunadamente estos poderes representaban una clara amenaza para la estructura masculina, durante la época medieval se las persiguió sin tregua hasta virtualmente destruir la tradición de la bruja o hechicera en la sociedad. Al atacarles, los perseguidores no hacían otra cosa que admitir su poder, pero no fueron esas agresiones las que finalmente destruyeron la brujería: fue el hecho de que con el paso del tiempo la sociedad terminó por negar la existencia de estos poderes femeninos. La bruja se transformó entonces en objeto de mofa: comenzó a aparecer en los cuentos infantiles e inclusive, durante la víspera de la celebración de Todos los Santos (Halloween), como una figura cómica. Lamentablemente los primeros castigos que se les impusieron cada vez que eran capturadas, así como el miedo y la vergüenza que posteriormente provocó su imagen, hicieron que la mujeres dejasen de expresar aquellas habilidades y necesidades que habrían supuesto el resurgimiento de la tradición. Los efectos directos de las persecuciones de las brujas todavía se perciben hoy en día: hacen falta enseñanzas espirituales, arquetipos y tradiciones que reconozcan la naturaleza femenina y sus energías, y demás está decir que ya nadie nos guía en su utilización....

Miranda Gray: Luna Roja, los dones del ciclo menstrual, Editorial Gaia

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