Vamos a tener en la casa ejemplares de Mujer Serpiente.
Es un libro creado a partir de textos, poesías y vivencias.
Hay otros tres libros que están diseminados por cuadernos,
trozos de papel, anotaciones y en su mente-corazón.
Parece que ya estén escritos, y
ahora tiene que sentarse a tejerlos. Están en gestación.
Mujer Serpiente surgió para acompañar a mujeres
en su proceso de transformación.
Cuatro mujeres fueron apareciendo de entre la bruma mientras escribía el libro:
Mujer Naturaleza, Mujer Creadora, Mujer Sabia y Mujer Chamana.
Estas mujeres son cuatro aliadas en el camino del auto-descubrimiento y
la transformación. Este es un fragmento:
Bisnietas, nietas, hijas, madres, abuelas, bisabuelas
Soy bisnieta cuando conecto con mi linaje de mujeres.
Sé que no estoy sola.
Detrás de mí, está mi madre, detrás de ella mi abuela,
detrás de ella mi bisabuela,
detrás mi tatarabuela.
Y detrás-muy detrás, la naturaleza.
Maureen Murdock
Soy bisnieta cuando puedo tumbarme en el suelo y sentir
que la tierra me sostiene.
Cuando pido consejo a mis antepasadas y me abro a escuchar su respuesta.Ellas tienen el don de la perspectiva del tiempo y pueden ver lo que yo no puedo ver ahora.
Cuando juego despreocupada porque hay unas manos sabias que me acompañan.
Soy nieta cuando siento que merezco amar y ser amada. Cuando siento la presencia
de un algo o alguien sagrado que me cuida y se ocupa de mí.
Nutrir esta parte supone buscar amor incondicional dentro y fuera de mí.
Dentro de mí hay un aspecto que me quiere tal y como soy.
Puede ser un aspecto aún joven o muy muy pequeño, pero está.
Cualquier criatura nace con amor por sí misma. Es el don de la vida.
Nos regalan la vida sin condiciones, porque sí.
El don de la vida es el don del amor por existir y ya está.
Sin hacer nada para merecerlo.
Soy Hija cuando espero que otro, otra se haga cargo de mi y mi bienestar.
Soy Hija cuando respondo a las expectativas de mi madre, mi padre, mi pareja,
mis hijos/as, la sociedad en lugar de preguntarme una y otra vez qué quiero yo
y qué quiero con toda mi alma y qué quiero en lo más profundo de mí misma.
Hay en mí una hija algo perezosa que quiere encontrar algo
o alguien que le solucione la vida
y que prefiere seguir la vida marcada por otros que emprender su propio camino.
Para este aspecto el mejor lugar que se me ocurre es un tiempo de terapia
para tomar la vida en nuestras manos y comenzar nuestro camino.
Soy Hija consciente cuando contemplo a mi madre y a mi padre y
me doy cuenta de lo que me pudieron dar y de lo que no me pudieron dar.
Lo acepto y comienzo mi camino de adulta.
Soy Hija consciente cuando busco a madres y padres sustitutos
que me den lo que mi madre y mi padre no me pudieron dar.
Soy Hija consciente cuando cultivo en mí las cualidades que necesito
para acompañarme, cuidarme y nutrirme en mi camino.
Soy Madre cuando me hago cargo de mí misma,
me escucho, estoy presente para mí.
Soy Madre cuando cuido a otros/as, los escucho
y estoy presente en su vida y su caminar.
Soy Madre cuando soy creadora de mi vida.
Cuando sé protegerme y proteger mis criaturas y mis creaciones.
Soy Madre cuando acompaño, cuando cuido las partes frágiles
en mí y en los/as demás.
Para crecer en ser madre necesito tanto escucha como acción.
Espacios y tiempos para escucharme y luego reflexionar cuál es
el primer paso que tengo que dar para crear aquello que deseo.
Si quiero realizar unos estudios investigar dónde,
cuándo, cuánto, si tengo energía o no la tengo,
cuáles son las dificultades, quiénes son mis aliados.
Soy Abuela cuando entro en el no-tiempo.
Cuando soy capaz de ver las consecuencias a largo plazo
de las acciones. Soy Abuela cuando soy capaz de dar importancia
a lo pequeño, a lo cotidiano.
Soy Abuela cuando doy valor a lo que la sociedad no le da valor.
Doy valor a lo pequeño,
a lo aparentemente inservible. Soy Abuela cuando me importa
cada vez menos lo que los/as demás piensen de mí
y soy cada vez más fiel a mí misma y a mi manera peculiar y específica
de transitar por esta tierra. Soy Abuela cuando dejo de jugar al juego
de seducir con mi cuerpo y mis palabras.
Soy Abuela cuando tengo todo el tiempo del mundo para mí y para otros/as.
Soy Abuela cuando dejo reposar mis creaciones, ya caminan solas,
y puedo dedicarme a contemplar.
Soy Abuela cuando mis cabellos son grises,
mi corazón sangra de dolor y ya no me da miedo que sangre
y mi alma se hace profunda profunda.
Para ser cada vez más abuela necesito anhelar entrar en lo sagrado,
hacer un espacio a lo sagrado en mi vida.
Un espacio y un tiempo para el silencio, para la oración, para meditar,
para no hacer nada.
Soy Bisabuela cuando me importan los asuntos eternos y
cada vez me importan menos
los asuntos del orgullo y la vanidad.
Soy Bisabuela cuando me toca dejar que otros me cuiden
y yo los cuido con mis oraciones y mi presencia.
Soy Bisabuela cuando cada vez más me hago
hermana de los árboles y de las rocas y de las montañas.
Hermanos que han visto pasar como yo muchas historias,
muchos ires y venires, muchas personas.
Aún no sé cómo desarrollar este aspecto
pero intuyo que es a través de las ancianas
y los ancianos y a través de la naturaleza.
En mí hay una bisnieta, una nieta, una hija,
una madre, una abuela, una bisabuela.
Todas resonando en mí.
Esperando que les dé vida para multiplicarme
y ser todas mis mujeres posibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario