Nada perece, y como el Sol y el Año, todo fluye en círculo, menor o mayor, renovándose y refrescándose en sus revoluciones”. Robert Kirk
En medio de temporales y heladas,
pequeñas flores de Esperanza aparecen para recordar que un tiempo se
acaba. El letargo invernal y el onírico sueño en el que nos hemos
sumergimos va llegando a su fin y en esta noche/día nos reconectamos con
el ciclo vital para re-comenzar. Tiempo sagrado e íntimo de sabernos
preparados para echar a andar de nuevo y más adelante poder volar. En
otras palabras es tiempo de bajarse el programa creado en el invierno a
nuestra realidad.
Tal
como indica Robert Kirk, el ciclo sigue, parece igual, pero es
diferente, cada periodo completado es un paso adelante en nuestra
evolución. Nada permanece igual, todo está en constante cambio y, sin
embargo, nos encontramos de nuevo ante un gran portal.
En nuestro viaje por el ciclo sagrado
anual nos hemos despojado de lo que no queríamos en nuestro camino
(Samhain), iniciando un nuevo ciclo; hemos sido conscientes del nuevo
sol en nosotros (Solsticio de Invierno) y esta luz, tras la cuarentena,
ha de ser renovada con la energía que fluye en Gaia. En tierra fresca
brotan mejor los sueños que florecen en esta realidad.
El tiempo alrededor del 1-2 de febrero ha
sido escogido por muchas tradiciones para realizar rituales de
Iniciación, en sintonía con el ciclo que comienza en GAIA. La solemnidad
de estos rituales requiere una armonización con la Fuerza de la
naturaleza además de una preparación personal que conlleva una
purificación corporal, emocional y mental. Nos preparamos para unirnos a
la energía que fluye en Gaia que ha sido nutrida por el nuevo sol que
garantiza que todo se re-inicie.
Personalmente, aunque no realice una
iniciación, me gusta incorporar pequeños rituales en mi vida diaria que
me ayudan a enfocar mi cuerpo/mente para involucrarlos totalmente con
los anhelos que mi alma tiene.
Imbolc era y es una fiesta de fuego,
relacionada con el fuego del hogar. No es una fiesta de grandes
manifestaciones en el exterior, sino una fiesta relacionada con la
purificación de los hogares, piedra angular del ciclo anual.
En Escocia e Irlanda, este tiempo era
aprovechado para realizar una limpieza de la casa a todos los niveles.
En mi terreno personal aprovecho la energía de este tiempo para realizar
una dieta de desintoxicación que me ayude a beneficiarme de las
energías sanadoras de la Diosa Brigid. Me involucro en una limpieza
completa de la casa (barrer, polvo, fregar), primero física y más tarde
energética. Para la limpieza energética me preparo antes con un baño
ritual de limpieza corporal. Seguidamente con el cuerpo purificados
enciendo una vela en honor a Brigid (puede utilizarse cualquier
arquetipo que despierte en ti la energía de comienzos, sanación,
juventud e ímpetu) y a modo ritual paseo con ella por todas y cada una
de las estancias de mi hogar. Por último, acomodo esta vela en mi altar y
me tomo un tiempo para meditar. Utilizo el fuego porque Brigid regula
el fuego del hogar, aunque usar agua recolectada de un pozo sagrado
sería interesante debido a la relación de Brigid con los pozos y fuentes
sagradas.
Antes de terminar me gusta escribir una
carta para Brigit, la diosa de la inspiración y la poesía. En ella le
comparto mis anhelos, sueños y deseos. Esta carta la dejo toda la noche
junto con un objeto en el alfeizar de mi ventana.
En Irlanda era costumbre que los pintores
dejaran esta noche un lienzo en blanco en la ventana para que Brigid,
como diosa de la inspiración los insuflara con su energía. Otra
costumbre era dejar un manto en el exterior para que se impregnara de la
energía de esta noche, se tenía la creencia de que Brigid los llenaría
con su energía Sanadora. Con esta intención dejo la carta y el objeto.
Durante el año utilizo el objeto a modo de talismán pues incorpora la
energía de la noche de Imbolc.
Al sintonizar cuerpo-mente-alma me
preparo para un Inicio. Un nuevo camino se abre ante mí que me conduce a
mi próxima revolución.
Feliz Imbolc. Susana Ortega
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