Los zapatos rojos

Decenas de zapatos usados que han sido intencionadamente tintados de rojo. Cada par simboliza la desaparición de una mujer.


Desde 2009, Elina Chauvet- en Ciudad Juarez, Méjico- recuerda a las víctimas y pide justicia de un modo particular, a través del arte público, con ‘Zapatos Rojos’. Y tiene desgarradoras razones. Entre ellas, el asesinato de su hermana a manos de su marido, en 1993. Aquella herida, que le marcó para siempre, le impulsó a dar forma a este proyecto de dimensión internacional.
Esta semana, la obra de la azteca ha sido replicada en la madrileña Puerta del Sol de Madrid. Los viandantes encuentran desde el pasado domingo decenas de zapatos usados que han sido intencionadamente tintados de rojo. Sobre los 300. También en otras ciudades, y en institutos de secundaria se están realizando acciones similares.

LAS ZAPATILLAS ROJAS
Clarissa Pinkola Estés nos ofrece una auténtica joya repleta de claves del espíritu de las mujeres en el libro Mujeres que corren con lobos. A través de diversos cuentos nos brinda una fantástica oportunidad para reinterpretar y comprender mejor nuestras experiencias vitales y así poder actuar en plena conciencia de nuestros actos. La autora parte de la premisa básica de que toda mujer, alberga en su interior a la Loba, la Mujer Salvaje, aquella que nos llena de energía. Puede estar dormida o medio muerta, pero siempre anhelará reencontrarnos.
En el capítulo de Las zapatillas rojas, es importante no dejar de tener las zapatillas hechas a mano y no ceder parte del poder por algo aparentemente más bonito. Es importante no abandonar a lo "feroz" en nosotras, aquello que la gestalt nombrará como la sana agresividad. Las zapatillas hechas a mano son indicios de la superación de una mísera existencia psíquica y del paso a una apasionada vida diseñada por ella misma. Las zapatillas representan literalmente un enorme paso hacia la integración de la ingeniosa naturaleza femenina en la vida de todos los días. No importa que su vida sea imperfecta. Tiene alegría. Evolucionará.
Clarissa: Yo afirmo que la mujer fiera es la que antes se encontraba en un estado psíquico natural -es decir, en su sano juicio salvaje- y que después fue atrapada por algún giro de los acontecimientos, convirtiéndose con ello en una criatura exageradamente domesticada y con los instintos naturales adormecidos. Cuando tiene ocasión de regresar a su naturaleza salvaje original, cae fácilmente en toda suerte de trampas y es víctima de todo tipo de venenos. Puesto que sus ciclos y sus sistemas de protección se han alterado, corre peligro al estar en el que antes era su estado salvaje natural. Ha perdido la cautela y la capacidad de permanecer en estado de alerta y por eso se convierte fácilmente en una presa.
Los zapatos rojos, en el caso de estas muestras públicas, son un recordatorio, de la importancia de la "inocencia vigilante", que no ingenuidad.

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