Sabía que sin importar el dolor, la confusión o el cansancio; su corazón conservaría la magia.
Cuando una mujer es fiel a su verdad más profunda, siempre reconoce la grandeza en las demás, porque ha podido verla en ella misma primero, las otras mujeres son un reflejo de su amor propio, son extensiones de la gran madre que nos hermana a todas.
Una mujer fiel a su verdad más profunda sabe que es poderosa, que puede ser la luz más prístina o la sombría crueldad encarnada; esa mujer que es carne y es espíritu, lleva todos los matices en su piel, puede ser una damisela en apuros o una criatura salvaje y peligrosa.
Esa guerrera de la vida ha invertido todo su coraje en busca de la plenitud de su alma y pese a toda armadura aparente, aún alberga esperanza. Su magia subyace en lo más profundo de su ser, la empuja a crear un mundo más hermoso, más justo, un enorme y cálido hogar para sus hij@s.
Siempre creerá en el amor, aunque quizás lo niegue para proteger su corazón que tantas veces ha sido herido. Siempre perdonará, porque su naturaleza es integradora, sanadora y noble y siempre, absolutamente siempre se pondrá de pie, se sacudirá sus ropajes y volverá a caminar con la fuerza de una amazona, con un paso firme y confiado, dejando huellas eternas en cada corazón que se atreva a cruzarse en su camino. Luna.
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