La sombra de ella. La sombra de todas.



Su sombra la seguía a todas partes, sin importar cuanto lo intentara, siempre estaba allì. Ella buscaba los lugares màs lumìnicos de su ser y creìa haberla perdido...pero allì estaba de nuevo.
Le contaba cosas sobre sus miedos, sobre su pasado, sobre un futuro incierto y doloroso. Luchaba contra ella hasta agotar todas sus fuerzas.
Finalmente su oscuridad cubrió todo su ser, penetró las profundi
dades de su alma hasta convertirla en tinieblas.
Cuando hubo acabado, no quedaba en ella ni un ápice de esperanza, de vida, de luz. Su sombra victoriosa impregnaba todo el vacío de su existencia.
Desde su más profunda oscuridad, pudo apreciar toda la luz que había perdido luchando y se entristeció. Pudo entender que la lucha en si, había sido su peor enemiga y finalmente dejó de luchar.
Su sombra comenzó a moverse de un lado a otro intentando perturbarla, ella se mantenía quieta observando su movimiento, pudo asemejar entonces los movimientos de su sombra a una danza, pudo encontrar belleza en esa danza.

Cuando encontró la belleza de su sombra sonrió y su corazón se iluminó de nuevo; más se movía su sombra y más reía ella con su danza. Sus carcajadas comenzaron un sin fin de vibraciones lumínicas que irradiaban desde su corazón hasta el resto de su cuerpo. Su sombra percibió que cuanta más luz irradiaba el cuerpo, más se definìa su oscuridad, su existencia. Entendió que necesitaba su luz par tener un propósito.

De tanto en tanto su sombra danza y ella ríe a carcajadas, su sombra se oscurece y ella se ilumina en el espiral infinito de la creación.


Con amor, Luna. Texto dedicado a Erika y a mí misma.

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