Diosas solares. Nosotras, leonas. Empoderándonos.

Jean Shinoda Bolen: Después de vivir cinco mil años en culturas donde no se venera a diosas ni se valora el hecho de dar a luz y criar a los hijos, donde los hombres manifiestan su valor mediante guerras y otros ritos de paso equivalentes, cualquier mujer, por muy privilegiada que sea, está espiritualmente oprimida....
Al leer la rica y metafórica descripción de la Mujer Salvaje en Mujeres que corren con Lobos de Clarissa Pinkola Estés, reconocí que era la Diosa en otra de sus múltiples manifestaciones y nombres. Por ejemplo, Estés dice de la Mujer Salvaje. Es la fuente de la femineidad. Tiene todo lo que pertenece al mundo del instinto, al mundo visto y al mundo oculto: es la esencia. Anima a los humanos a conservar su plurilingüísmo, a mantener la fluidez en los lenguajes de los sueños, las pasiones y la poesía. Ella es ideas, sentimientos, impulsos y recuerdos. Ha permanecido en el olvido durante mucho tiempo.
Es una mujer que conoce la verdad, y que tiene acceso a su naturaleza femenina instintiva y el reino arquetípico, y puede recurrir a la sabiduría del cuerpo y del alma. Esta mujer salvaje - desde la perspectiva de Avalon- también forma parte de una mujer que reconoce a la Diosa y en momentos sagrados, se convierte en la Diosa.

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