Pentecostés y el don de lenguas




Hoy es un dia extraño, en el que he amanecido con mucha fiebre después del fin de semana familiar y la jornada electoral. Resultados convulsos, de cambio, energías removidas en un dia ayer Mono Cristal. Hoy estamos en Humano Cósmico amarillo.
Como es la primera vez que escucho una misa en tiempo en versión cristiana, reflexiono e incluyo algo sobre el dia que era el sábado Pentecostés. La actividad del sendero del águila la proponemos de nuevo para octubre. Hoy dos mariposas se han apoyado en Blanca cuando hemos dado el paseo minimalista. Y me ha venido esta imagen que ahora incluyo.





Pentecostés (del griego Πεντηκοστή (ημέρα), Pentekosté (heméra) ("el quincuagésimo día") describe la fiesta del quincuagésimo día después de la Pascua y que pone término al tiempo pascual.
 

A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34:22), que en sus orígenes tenía carácter agrícola. Se trataba de la festividad de la recolección, día de regocijo y de acción de gracias (Ex 23:16), en que se ofrecían las primicias de lo producido por la tierra. Más tarde, esta celebración se convertiría en recuerdo y conmemoración de la Alianza del Sinaí, realizada unos cincuenta días después de la salida de Egipto. No hay registros de la celebración de esta fiesta en el siglo I con connotaciones cristianas. 
Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de san Ireneo, Tertuliano y Orígenes, a fines del siglo II y principios del siglo III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual.
Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad. La liturgia incluye la secuencia medieval Veni, Sancte Spiritus.
El fondo histórico de tal celebración se basa en la fiesta semanal judía llamada Shavuot (fiesta de las semanas), durante la cual se celebra el quincuagésimo día de la aparición de Dios en el monte Sinaí. Por lo tanto, en el día de Pentecostés también se celebra la entrega de la Ley (mandamientos) al pueblo de Israel.
En las Iglesias ortodoxas existen además la celebración de las Tres Divinas Personas o de la Santa Trinidad. Las Iglesias occidentales celebran para esta ocasión desde el siglo XIV su propia fiesta llamada Trinitatis (la fiesta de la Santísima Trinidad) una semana después del Pentecostés.
En las narraciones sobre Pentecostés de Hechos de los Apóstoles (2,1-41) se le adjudica al Espíritu Santo, en congruencia con el Antiguo Testamento, características milagrosas (carismas): él ofrece valentía y libertad, posibilita la comprensión (glosolalia/xenoglosia) y fortifica una comunidad universal.
La xenoglosia es la habilidad de poder hablar o escribir un lenguaje supuestamente no familiar para un individuo.
Posesión por el Espíritu Santo
                         Lenguas de fuego
En el Libro de los Hechos de los Apóstoles (perteneciente al Nuevo Testamento de la Biblia cristiana), se cuenta que en la fecha de Pentecostés (‘cincuenta días’ después de Resurrección de Cristo) los doce discípulos principales de Jesús experimentaron la llegada del Espíritu Santo (una de las tres personas de la Santísima Trinidad) quien se les apareció en forma de "lenguas de fuego" sobre la cabeza de cada uno, y entonces pudieron hablar en distintos idiomas.
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: «Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?».
Hechos 2:5-8


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