Ser Piel de la Tierra y florecer

Cuando dejé atrás el asfalto de la gran ciudad donde me crié y llegué a las montañas, yo era una muchacha que se creía muy lista porque había ido a la universidad, leído unos cuantos libros y había hecho cursos de mil pavadas... y digo pavadas porque el conocimiento dificultó lo verdaderamente importante, el verdadero Saber... Los niños saben, los animales saben, las ancianas de las montañas que no saben leer ni escribir, SABEN; las plantas saben, las piedras saben, y mucho... Hay tanto que nuestras almas saben, tanta sabiduría que se nos silencia desde la más tierna infancia, que no muere, sólo duerme, duerme profundamente...
La cosa es que me dieron una azada para empezar a cultivar la tierra, a crear mi propio alimento, mi propio sustento, y yo... yo no sabía qué hacer con ella.... Me arrodillé en la tierra y lloré, lloré mares....¡me sentí la persona más ignorante del mundo porque sabía resolver ecuaciones complejas pero no era capaz de cultivar mi propio alimento! ¡Toda mi vida viviendo de prestado sin haber producido nada de mi propio alimento durante todos mis desayunos, comidas y cenas de toda mi existencia! ¿Y esa que lloraba arrodillada ante la tierra era la misma que se había creído alguna vez independiente y autosuficiente? qué atrevida es la ignorancia...

¿Y qué hacer entonces? Aceptar, aceptar-me, y aceptar no es resignarse, sino todo lo contrario. Aceptar es una forma de despertar. Aceptar... sentir compasión de mí misma, de mi hermana Humanidad … que no elegí haber sido tan manipulada, tan programada, y tan lejos de mí misma, tan náufraga... pero sí puedo elegir volver a mí, regresar a mi verdadera Naturaleza, despertar a mi esencia, que no murió, sólo ha dormido profundamente mucho, demasiado tiempo. Este Sistema sin piel ni corazón hizo de mí un parásito de la tierra. Yo ahora elijo caminar a des-aprender, a convertirme en semilla, y florecer...

Texto  ╰ ʌda Luz Márqueȥ ╮-- ℋermana Ấguila --

Nos pasó lo mismo. Sabias de ciudad, que eligieron des-aprender, en un movimiento de desaceleración... de coherencia, de coger la azada y sin ampulosidad, aprender a aceptar, a amar...de donde veníamos, y a donde íbamos, conviviendo con mucha incomprensión y al mismo tiempo, en una dirección de re-sacralización de la vida. Y poco a poco valoradas y reconocidas, sobre todo desde la autoaceptación y autoapreciación. A mí me brindó la posibilidad Olba, zona fronteriza entre el Mediterráneo y ese Teruel, sur del norte, estepa y valles, y montañas. Belleza salvaje y posibilidad. Amo a esta tierra austera, y a la vez existe este paraíso tropical en este valle de Olba, en el que en días de viento del desierto azotando la península, encuentro riveras frescas y riachuelo donde meter los pies y cascadas fresquisísimas y la perra tiene frescor!!!... Gamos y cabras salvajes, la diosa en la cascada, convertirse en semilla y florecer y ser parte del todo. Druidesa y dríade de estos árboles, de estas semillas...


Las dríades. Escondidas entre los bosques, algunas Hadas se encargan de proteger a los árboles. En la Antigua Grecia creían, que unas hermosas ninfas, Las Dríades, cuidaban de los Robles. El Roble era un árbol sagrado para l@s celtas, por ello la dríade debía protegerlo. La relación entre la dríade y el roble era tan estrecha, que cuando éste nacía, una hermosa ninfa nacía con él y el día que éste moría, la dríade también lo hacia.
 
En estos tiempos tan carentes de piel, la mayor forma de R-evolución reside en la Ternura.
En la Ternura se halla la caricia viva del mundo, la más pura y cristalina expresión de valentía.
En la Ternura aflora el latido auténtico y verdadero del corazón de la Humanidad. De ella germinan brotes de Esperanza.
Su ausencia genera barrotes y su presencia alas.
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-- Hermana Águila --
(Ada Luz Márquez)

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