- Cuando el inconsciente masculino toma el poder, puede que una mujer sienta que nunca es suficiente, haga lo que haga o cómo lo haga. Nunca se siente satisfecha de completar un trabajo, porque ese inconsciente le empuja a buscar otro; le urge a pensar en el futuro, sin valorar nada de lo que esté haciendo en el presente. Ella se siente asediada y responde desde un lugar interno de carencia: "Es cierto, debería estar haciendo más; lo que hago no es suficiente". En lo que a mí concierne, si estoy escribiendo, me dice que debería estar atendiendo a mis clientes, y si estoy viendo clientes, me dice que me ocupe más del libro.
Existe un ejercicio muy sencillo para silenciar al tirano interior y entrenar a la heroína en el arte de la satisfacción. Se divide una hoja de papel en tres columnas; en la primera, se escribe cualquier cosa que se haya hecho hoy, como por ejemplo, "estuve arrancando las hierbas del jardín"; en la siguiente se escribe "estoy satisfecha" , y en la tercera, "¡y esto es suficiente!". Tal vez suene un poco simple, pero tras hacer este ejercicio durante un mes aproximadamente, se olvida una de haber sido alguna vez "insuficiente".
Una de las razones por las que las mujeres no se sienten satisfechas es porque están sometidas a demasiadas exigencias de tiempo y energía... El tiempo es un bien escaso y una persona tiene una energía determinada. Pero a la mayoría de las mujeres no les gusta admitir que tienen limitaciones y les es difícil negarse a algo. Yo animo a las mujeres que están en terapia conmigo a que lleven tarjetas con frases en los bolsillos, para recordar distintas maneras de rechazar peticiones.
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También pueden utilizarse por teléfono: "Gracias por ofrecerme ese puesto de trabajo... pero tengo que pensármelo"... "Gracias por la invitación, pero me es imposible por el momento"... "Gracias por haber pensado en mí, pero por ahora me veo obligada a decir no". A las mujeres no les gusta decepcionar a los demás, y por eso muchas veces dan su asentimiento sin pensar en sí mismas.
La mayoría de las historias de heroínas se refieren a la primera parte de sus vidas, cuando construyen una identidad y establecen su papel en el mundo. Esta tarea implica salir a él, adquirir una formación y lograr la máxima profesionalidad; todo ello se convierte en parte de su personalidad, y cuando la heroína lo hace conscientemente, forma parte de su proceso de la "formación del alma"; después, se convierte en una persona "capaz de dar más y que ya no necesita compulsivamente a otra persona". Esto le da confianza en su poder de elegir y de actuar y una especie de convicción de su propia autonomía.
Las mujeres han de encontrar su autonomía antes de poder lograr su total realización. Y examinar qué significa esta autonomía significa frecuentemente descartar las viejas ideas del éxito. Muchas mujeres han sacrificado una parte excesiva de sus almas en nombre del éxito. Las recompensas del viaje externo pueden ser seductoras, pero en algún punto del mismo la heroína despierta y dice no a las heroicidades del ego: ha tenido que pagar por ellas un precio demasiado elevado.
Encontrar la dicha interior del éxito exige sacrificar las falsas nociones de lo heroico. Cuando una mujer puede encontrar la valentía de saberse limitada y de darse cuenta de que es suficiente ser tal como es, descubre uno de los verdaderos tesoros del viaje de la heroína; puede desligarse de los caprichos del ego y alcanzar las fuerzas más profundas que se hallan en el origen de su vida. Puede decir: "No soy todo... pero soy suficiente". Entonces se vuelve real, abierta, vulnerable y receptiva a un verdadero despertar espiritual.
Maureen Murdock. Ser Mujer Un Viaje Heroico
Imagen de Hestia Niña.
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