He encontrado esta crítica de Pablo de los Rios en La Palomita mecánica. Fringe va a ser recordada por muchas cosas más allá de la comparación con la ficción protagonizada por Mulder y Scully que todos hicimos en su primera temporada y que incluso en la propia serie, durante un episodio de la segunda entrega, se atrevieron a homenajear. Uno de esos factores tiene que ver con un fenómeno tan simple desde la perspectiva del fan como difícil de entender en términos empresariales. Me refiero a su permanencia en antena durante 5 años a pesar de mantener una audiencia media por debajo de la mitad de lo que FOX exige a sus series antes de desenvainar la guillotina. Hay quien habla de presiones por parte de un productor fan confeso de la serie, o de presupuestos más cercanos a los de las ficciones por cable que a las emitidas en las cadenas generalistas. Puede que haya algo de verdad en ambos motivos, pero si Fringe ha conseguido llegar al lustro de vida ha sido principalmente porque se lo merecía. Porque existe cierta lógica dentro de cada aficionado al mundillo televisivo que demanda continuidad para productos de probada calidad que no cuentan con el respaldo del público, como Deadwood, Boss o Roma, y alguna vez tenía que hacerse justicia. En FOX, coincidendo con una de sus épocas más flojas en cuanto a la calidad de sus ficciones, fueron conscientes de ello, del prestigio que ganaba su parrilla simplemente por emitir esa serie que se las veía para reunir a cuatro millones de personas frente al televisor.
Ese reconocimiento del que os hablo, a diferencia de lo que se venía entendiendo hasta ahora, no se ha visto reflejado en premios o grandes alabanzas de la crítica sesuda. Fringe se emitía en televisión, cierto, pero se vivía en Internet. Al igual que sucedió con la tercera serie de J.J. Abrams, Lost, el relato fantástico protagonizado por Olivia y compañía se vio impulsado por la comunidad online gracias a las redes sociales y a las webs y blogs especializados, por no hablar de las descargas. Esa base fan ha sido tan contundente que en FOX no han tenido más remedio que hacerle caso. Por supuesto, esto no deja de ser un negocio y desde el canal nos han regalado lo justo, es decir, exactamente 100 capítulos, que es el número exigido en Estados Unidos para sindicar una serie poder vender sus derechos de emisión a otras cadenas. Es decir, para rentabilizar realmente Fringe... Contacto entre dos versiones de una misma persona, universos que se fusionan, otros reiniciados e incluso diferentes versiones temporales de tod@s ell@s. La única pregunta que arroja en sus últimos segundos tiene que ver con el tulipán que recibe Peter, enviado por Walter desde otra línea temporal. Sin lugar a dudas, una paradoja imposible: la última carta de una serie juguetona donde las haya...
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