Estas fotos muestran además de la mujer con el pequeño unicornio, dos colrabbi que estuvieron en la huerta de abajo de La Loba, y que para mí señalan ese tiempo futuro que vendrá y que ahora hay que sostener en "lo más oscuro" del invierno. Este fin de semana son las hogueras de San Antón. Tal dia en 2004 fue el primer dia en el que dormimos en esta casa. Curioso dia para empezar, pero el fuego del invierno nos abrazó, y nos quedamos en lo que era la casa primitiva que dió lugar a la época de gran transformación.
Comparto un trozo de un pdf elaborado por la asociación de desarrollo del Maestrazgo sobre las fiestas de San Antón. Aquí estamos en Gúdar, y la asociación conjunta es Agujama, la separada de Gúdar-Javalambre Aguja, y la del Mestrazgo Adema.
¿Quién era San Antón? Antonio Abad nació en el pueblo de Comas, cerca de Heracleópolis Magna, en el Bajo Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir a una comunidad local haciendo vida ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a encaminar su vida espiritual en el desierto. Más tarde se fue internando mucho más en él, para vivir en absoluta soledad. Es el patrón de los animales ya que le agradaban mucho y siempre los cuidaba. Se le suele representar acompañado de una jabalí. De acuerdo con los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en La leyenda dorada del dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de importancia. Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo, en absoluta soledad. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo. San Jerónimo, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la tradición, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre en ocasiones representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban el cerdo a sus pies.
En la wikipedia pone en relación a Aragón:
- La mitad de los pueblos de Aragón, así como las localidades del sur de Navarra, hacen algún tipo de celebración relacionada con el santo, aunque lo que predomina son las hogueras u hoguericas de San Antón, encendidas la noche anterior, siempre con gran espectación. Es frecuente que se organicen cenas populares alrededor del fuego, aprovechando las brasas para asar embutidos y patatas que luego se reparten entre los asistentes. Algunos pueblos celebran sus fiestas en torno a esta fecha e, incluso, realizan también hogueras algunos barrios de Zaragoza. Hay una frase que dice la hoguerica San Antón, el que no traiga leña, no comerá turrón, y en la zona del Bajo Aragón se dice lo siguiente:
que de Francia a España vino
y lo que tiene a los pies
es un hermoso tocino.
En algunos pueblos de Valencia se celebra organizando mercados populares de venta de frutos secos, conocidos como "el porrat de Sant Anton"; se construyen también grandes hogueras que se encienden la víspera para recordar el fuego de San Antón, como se conocía la enfermedad del cornezuelo del centeno, que en muchos casos el santo curaba milagrosamente. La hoguera más destacada es la de Canals por ser la mayor del mundo. También allí se celebran bendiciones de animales y el día de los parells, que consiste en que los festeros, a caballo, reparten por todo el pueblo miles de juguetes y otros objetos.
El cornezuelo del centeno tenía que ver con Los misterios eleusinos, y la búsqueda de Démeter de su hija Perséfone.
Eleusis era una pequeña ciudad agrícola productora de trigo y cebada, localizada a unos 30 km al noroeste de Atenas. Los misterios estaban basados en un mito protagonizado por Deméter. Su hija, Perséfone, fue secuestrada por Hades, el dios de la muerte y el inframundo. Deméter era la diosa de la vida, la agricultura y la fertilidad. Descuidó sus deberes mientras buscaba a su hija, por lo que la Tierra se heló y la gente pasó hambre: el primer invierno. Durante este tiempo Deméter enseñó los secretos de la agricultura a Triptólemo. Finalmente Deméter se reunió con su hija y la tierra volvió a la vida: la primera primavera. Desafortunadamente, Perséfone no podía permanecer indefinidamente en la tierra de los vivos, pues había comido unas pocas semillas de una granada que Hades le había dado, y aquellos que prueban la comida de los muertos ya no pueden regresar. Se llegó a un acuerdo por el que Perséfone permanecería con Hades durante un tercio del año (el invierno, puesto que los griegos sólo tenían tres estaciones, omitiendo el otoño) y con su madre los restantes ocho meses.
Los misterios eleusinos celebraban el regreso de Perséfone, pues éste era también el regreso de las plantas y la vida a la tierra. Perséfone había comido semillas (símbolos de la vida) mientras estuvo en el inframundo (el subsuelo, como las semillas en invierno) y su renacimiento es, por tanto, un símbolo del renacimiento de toda la vida vegetal durante la primavera y, por extensión, de toda la vida sobre la tierra.
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