LLuvia de luz y recogimiento

Tímida, recogida, cargándose las baterías con fotones, ella- el hada inocente, y ellas, sonriendo. Esa foto es de diciembre pasado. Sigo con los textos de Jean Shinoda Bolen al hilo de la depresión, el no sentir, el sentir mucho la herida y ahora, el verde. Hildegard von Bingen nos dice que debemos ser verdes. Estar verde en algo significa ser joven o inexperta. La sociedad impulsa a los seres humanos a sentirse avergonzados por estar verdes en algo, de modo que intentan disimularlo por todos los modos. Sin embargo, sólo estando verdes y siendo inocentes, redescubriendo y aceptando una parte de nosotros que está verde, podremos ser como Perceval, un inocente que puede entrar en el castllo del Grial, o ser como el niño que puede entrar en el reino de Dios o en el jardín de la Diosa. Los jardines de Findhorn crecieron en la tierra baldía porque los habitantes de la comunidad se comunicaban con los espíritus de la naturaleza. o devas y colaboraron con ellos para crear el jardín. Esta gente tuvo que confiar en el niño que habitaba en su interior y que tenía fe en el éxito del proyecto sin temer a los "hombres de la bata blanca" o la opinión de mentes más racionales... La promesa de la primavera y el regreso del verdor a la tierra estéril también es una posibilidad psicológica simbolizada por el regreso de la diosa doncella Perséfone junto a su madre Demeter. Hildegard describió a María bajo ese aspecto de Perséfone con las siguientes palabras: "Tú, el más verde y resplandeciente de los brotes...traes el exuberante verdor una vez más" a lo "seco y marchito" del mundo....Las depresiones de la mediana edad y los bloqueos desaparecen cuando somos verdes y jugos@s. Entonces la vida está repleta de cosas interesantes y de vitalidad. Nos fascina jugar con ideas, imágenes y sentimientos que nos permiten ser creativ@s, innovadores y creativ@s. Con este espíritu y un corazón abierto, somos capaces de volver a amar de nuevo.


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